¿Cómo adherirse al Manifiesto Cívico?

Desde que se hizo público en este espacio el Manifiesto Cívico a los comunistas cubanos hemos recibido, por diferentes vías, solicitudes de adhesión a dicho documento. Aún cuando al principio no era la intención de los promotores recoger firmas de apoyo, se ha abierto la posibilidad de hacerlo a través del siguiente correo electrónico: manifiestoaloscomunistas@yahoo.com o dirigiéndose personalmente a cualquiera de las personas que lo suscribieron inicialmente.

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IV Congreso del Partido comunista de Cuba: economía sin derechos

Por Yoani Sánchez

Son las siete de la mañana y una muchedumbre espera frente al único estanquillo de periódicos que hay en todo el barrio. No están ahí por el Granma, ejemplo modélico de un diario con pocas páginas y menor cantidad de noticias, sino que aguardan para comprar un folleto con los lineamientos del VI congreso del Partido Comunista de Cuba a celebrarse el próximo abril. Después de 13 años sin que “la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado” se reúna, ha sido finalmente anunciado su próximo conclave. La última vez que había ocurrido algo así fue en 1997 cuando todavía su primer secretario, Fidel Castro, podía improvisar largos discursos que convertían las discusiones de las comisiones en un monólogo infinito.

Para mí, que nací en 1975 el año del primer congreso del PCC, estos encuentros quinquenales han terminado por marcar diferentes etapas en mi vida. Recuerdo especialmente el de 1986 que desembocó en el proceso de rectificación de errores y tendencias negativas, acabando con los mercados libres agrícolas y dejando sobre nuestras mesas un monotemático menú de arroz y carne enlatada proveniente de la URSS. Cuando llegó el IV congreso en 1991, el plato fuerte fue la flexibilización para que entraran los religiosos a esa organización política, aunque el porciento de creyentes que ingresaron no fue tan alto como de sus miembros quitándose la máscara del ateísmo y confesando que tenían una fe adicional a la del marxismo leninismo. Los años de período especial con sus carencias materiales nos hicieron esperar hasta 1997 para ver a la “vanguardia organizada de la nación cubana” congregarse por quinta vez. Esa vez la magna cita concluyó con la creación de un documento titulado “Por la democracia y los derechos humanos que defendemos” que pretendía ser un sucedáneo de programa a seguir. Gran ironía en un país del que no se puede salir sin permiso y donde todavía hoy está penalizada la asociación y expresarse libremente es una quimera dolorosa.

Justo cuando pensábamos que ya el único partido permitido no iba a reunirse nunca más, apareció el anuncio público de su sexto congreso. Algunos hasta habíamos llegado a especular que la nación estaba regresando a aquellos años comprendidos entre 1959 y 1975 en que no se intentaba esconder que se gobernaba a partir de la voluntad de un hombre, en que los proyectos económicos, las iniciativas políticas, los programas sociales salían de una sola cabeza con gorra verde olivo y barba rala. Pero durante la última visita de Hugo Chávez a Cuba, en medio de la conmemoración oficial de los diez años de intercambio –mejor decir subsidio- económico entre Caracas y La Habana, Raúl Castro tomó el micrófono y notificó que los comunistas se reunirían otra vez. Lo dijo sin aspavientos, sin detalles, como quien aprovecha la ocasión para deslizar una noticia que ha sido postergada muchas veces. Aclaró que la convención partidista tendrá un corte exclusivamente económico y mencionó la celebración también de una conferencia nacional del PCC que se hará a lo largo de 2011.

Al leer los 291 puntos del proyecto de lineamientos de la política económica y social para el VI congreso, saltan varias omisiones a la vista. No hay una sola mención a aperturas en el campo de los derechos ciudadanos, ni flexibilizaciones en la rígida estructura política que nos atenaza. Tampoco se menciona la eliminación de las absurdas restricciones migratorias que impiden a los cubanos entrar y salir libremente de su propio país, muchísimo menos la posibilidad de fundar partidos políticos diferentes al de la hoz y el martillo o votar en elecciones directas por un presidente. El folleto con los puntos a discutir sólo incluye aspectos financieros y productivos; las conquistas cívicas deberán esperar u ocurrir paralelas a la letra rígida de este documento.

Si se separa la retórica y ciertos enfoques triunfalistas, la plataforma del próximo congreso incluye algunas propuestas interesantes. Se refuerza, por ejemplo, la autogestión de las empresas, la iniciativa por cuenta propia y hasta se llega a hablar de crear un mercado mayorista para los trabajadores independientes. Se plantea incluso la voluntad de “aplicar fórmulas flexibles para la permuta, compra, venta y arriendo de viviendas”, lo cual puede abrir las puertas a un mercado inmobiliario por el momento prohibido en la Isla. Las autoridades se han negado todos estos años a dar ese paso, con el temor de que en breve tiempo las ciudades se redistribuyan y queden al descubierto las verdaderas desigualdades sociales que recorren nuestra sociedad. Aunque muchas de las propuestas económicas planteadas en este proyecto se orientan en la dirección deseada –de la reforma y la apertura- lo cierto es que ni la profundidad ni la velocidad en que se avizoran esos ajustes logra sacar de la frustración a la mayoría de los cubanos.

El punto más candente alrededor de este encuentro partidista, parecía el de la posible reelección de Fidel Castro como líder eterno del PCC o su sustitución por otra figura, indudablemente por su hermano menor al que ya le heredó el gobierno de la nación. Sin embargo, las expectativas respecto a esa decisión fueron disueltas con el anuncio de una conferencia nacional –paralela al congreso- donde se debatirán temas internos de la organización. Sin fecha aún para ser realizada, esta convocatoria le arrebata al evento rector del PCC, todas las decisiones políticas. De manera que el verdadero congreso no es ese que ocurrirá en la primavera del próximo año, sino el otro, el que aún no se sabe cuándo y dónde será, pero que sin lugar a dudas marcará mi vida –nuestra vida- con la misma testarudez y ceguera con que lo ha hecho todas las veces anteriores.

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A 20 Años DEL PRIMER INFORME DE DESARROLLO HUMANO DE ONU

por Oscar Espinosa Chepe

“La verdadera riqueza de una nación está en su gente”

Informe sobre Desarrollo Humano 1990

Con la publicación del Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2010, el 5 de noviembre, se cumplen 20 años del primero emitido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1990.

Su aparición representó un suceso realmente revolucionario. Rompía con la vieja clasificación de los países preferentemente basada en el ingreso nacional obtenido por habitante, un indicador parcial que soslaya una variedad de factores característicos del progreso de una nación. Por supuesto, nadie puede negar la creación de la riqueza como un elemento de avance, sin la cual no puede haber un progreso sustentable, como se ha probado muchas veces lamentablemente.

Sin embargo, reducir el ascenso social de un país determinado sólo al nivel del Producto Interno Bruto (PIB) alcanzado sin tener en cuenta su redistribución y el mejoramiento en actividades tan importantes como la educación, la salud pública, la seguridad social, la disminución de las diferencias de género y un elemento clave: la libertad de los ciudadanos, puede llevar a conclusiones erradas, pues la experiencia universal demuestra que el crecimiento económico, aunque importante, no siempre equivale a desarrollo.

Así, en 1990, expertos en problemas del desarrollo del PNUD, liderados por el pakistaní Mahbub Ul-haq, y el hoy muy conocido economista hindú Amartya Sen, publicaron el primer informe con un índice sintético que incorporaba la esperanza de vida y la alfabetización a los ingresos por habitantes para dar una referencia mucho más integral de los países. Desde entonces, los informes han ido incorporando nuevos elementos para enriquecer el Índice de Desarrollo Humano, que han conferido mayor peso a factores no directamente relacionados con los ingresos, sin obviar estos. Se han agregado paulatinamente temas como la equidad, la salud pública, la educación, la seguridad social, el empoderamiento de la mujer, factores tecnológicos con atención particular al acceso de las técnicas de comunicaciones (telefonía, Internet), el cuidado del medio ambiente, y una cuestión muy especial: una creciente atención a la libertad del individuo como un factor muy relacionado con el nivel de vida de los pueblos, y el desarrollo económico y social de las naciones, materia sobre la cual el Profesor Amartya Sen ha realizado sobresalientes estudios.

Con el Informe del IDH 2010 se han añadido tres nuevos índices, mucho más precisos, para incrementar el alcance de la medición. Se trata del Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad, el Índice de Desigualdad de Género y el Índice de Pobreza Multidimensional. Como subrayan sus autores, el trabajo deberá continuar en la búsqueda de mayores precisiones, además de tomar en cuenta los nuevos retos y situaciones a las que se enfrenta la humanidad, en un mundo más globalizado, entre otros la erradicación de la pobreza y las amenazas al medio ambiente.

La Sra. Helen Clark, administradora del PNUD, señala en el prologo del Informe IDH 2010 que los datos ¨reflejan la existencia de múltiples caminos para conseguir logros en el desarrollo humano¨, y apunta ¨no existe una receta única ni un modelo uniforme para tener éxito¨. Sin dudas esta es una gran verdad. Cada nación tendrá que basar su progreso en sus tradiciones, historia y recursos entre otros factores. Sin embargo, los 20 años transcurridos desde el primer informe, denotan que los países con características democráticas, libertad, importantes dosis de civismo entre sus poblaciones y solidaridad se han mantenido en los primeros lugares.

Noruega, durante muchos años ha mantenido el primer lugar en el listado general del IDH, seguida casi siempre por los Países Bajos, Suecia, Canadá, Suiza, Nueva Zelandia, Japón, Australia, Dinamarca, y Finlandia, que se han caracterizado por mantener políticas estables, con gran atención hacia la educación, la salud pública, la seguridad social y la protección a los sectores más débiles de la sociedad. En particular Noruega, al mismo tiempo que ha mantenido una economía de mercado floreciente, a través de los años ha sustentado la participación pública, en un contexto democrático, convenientemente regulado, donde actúa una sana e influyente sociedad civil, en especial un prestigioso movimiento obrero, con lo cual se ha logrando una armoniosa cohesión entre la iniciativa privada y pública en beneficio de toda la población.

Hoy Noruega, con sólo 4,9 millones de ciudadanos, posee prácticamente el PIB más alto del planeta: 94 759 dólares por habitantes en 2008, y cuenta con una de las mejores redistribuciones de este ingreso, un coeficiente de Gini de 25,8, únicamente superado por Dinamarca (24,7) con el 19º lugar en el listado general del IDH y Japón (24,9) con el 11º lugar en ese listado .

También el país de los fiordos ocupa uno de los primeros lugares, junto a los anteriormente señalados, en educación, salud, asistencia social, libertad ciudadana, acceso a las tecnologías, cuidado del medio ambiente y progreso en general. Algo que llama la atención es que durante años Noruega, junto a Suecia y otros países del norte de Europa, se han caracterizado por practicar una constante solidaridad con los países en desarrollo. Son de las pocas naciones que han cumplido consecuentemente con el compromiso en ONU para la entrega del 0,7% de su PIB con ese fin. Noruega, en 2008 entregó el 0,88% de su PIB; Dinamarca el 0,82%, Países Bajos el 0,80% y Suecia el 0,98%. Ninguno de ellos se caracteriza por hacer propaganda sobre esta noble práctica. Por esta conducta, mantenida con transparencia y sin buscar ventajas políticas, no debe sorprender la mención especial de agradecimiento que hiciera Nelson Mandela a Noruega y Suecia, en su fabulosa autobiografía “El largo camino hacia la libertad”, por el apoyo brindado al pueblo sudafricano durante sus años de lucha contra el odioso apartheid.

Lamentablemente, Cuba no obtiene una buena posición en el Informe de Desarrollo Humano 2010. Si en 2009 ocupaba el puesto 51, ahora ni siquiera aparece en el listado numerado, sino en un grupo llamado “Otros Países o Territorios”, donde están agrupadas naciones fallidas, como Somalia, Corea del Norte, Eritrea, e islas o naciones muy pequeñas. Quizás la falta de credibilidad de sus datos económicos haya pesado en la decisión de apartarla del listado principal, aunque se sigue reconociendo los avances en educación y salud pública, actividades, que como se conoce, están inmersas en un proceso de continuado deterioro por falta de sustentabilidad económica.

En cuanto a democracia y libertades civiles, su posición es de las peores. En democracia tiene una puntuación de 0, mientras en violación de los derechos humanos está al nivel de países como Eritrea, Guinea Ecuatorial, Mauritania y Uganda. En libertad de prensa se le reconoce una situación peor que China y Viet Nam. En 2008, llama la atención que en el acceso a Internet y la telefonía, los indicadores de Cuba son en conjunto los peores de América Latina y de una apreciable cantidad de países africanos: 13 abonados a líneas telefónicas móviles y fijas por 100 personas y 12.9 usuarios de internet por cada 100 personas. Esta situación, a la vez que afecta el desarrollo, en particular científica y técnicamente, resulta un factor altamente negativo para la formación educativa y general de las nuevas generaciones de cubanos.

Al cumplirse 20 años de la publicación del primer Informe de Desarrollo Humano, por el PNUD, los resultados han sido altamente positivos. Una certera contribución a la búsqueda de un mundo mejor y más justo.

La Habana, 24 de noviembre de 2010

Oscar Espinosa Chepe

Economista y periodista independiente

www.reconciliacioncubana.com

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CUBA AVANZA HACIA LA EDAD DE PIEDRA

por Miriam Leiva
El mercado, base del desarrollo de la humanidad, versus la planificación, freno y destrucción.
Los Lineamientos de la Política Económica y Social que se adoptarán en el VI congreso del Partido Comunista de Cuba en abril de 2011 definen que ¨la política económica en la nueva etapa se corresponderá con el principio de que solo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la revolución, y que en la actualización del modelo económico, primará la planificación y no el mercado. En resumen, no habrá cambios.
El Período Neolítico surgió hacia el año 8000 antes de Cristo, o nuestra era. El hombre avanzó en el desarrollo de la agricultura y la ganadería gracias a los descubrimientos de metalurgia, los instrumentos de trabajo y la rueda; inventó la escritura y el calendario y muchas cosas más. Hubo extraordinarias civilizaciones en Mesopotamia, Egipto, Creta, Tesalia, China y hacia 3000-2000 ac progresó en las actuales Italia, España, Ucrania, Inglaterra, Bélgica, Dinamarca, Alemania, Suecia, Ucrania y otros. Los excedentes de producción después de cubrir las necesidades vitales permitieron el surgimiento del comercio. Parece que allí está el origen del mercado, de la oferta y la demanda.
¨El intercambio…fue de vital importancia para el progreso humano; fueron conductos por los cuales las ideas de una sociedad pudieron llegar a otras, por los cuales se pudieron comparar los materiales extranjeros, por los cuales se pudo difundir, de hecho, la cultura… En realidad, la civilización neolítica debe su expansión, en parte, a la existencia previa entre las comunidades todavía esparcidas de cazadores, de un enlace comercial rudimentario… El comienzo del comercio es un requisito previo para la existencia de la metalurgia.¨, Los Orígenes de la Civilización, Gordon Childe.
Las civilizaciones más avanzadas de América no utilizaron el dinero, pero tuvieron mercados. Los aztecas cambiaban sus productos en el mercado, al que llamaban tianguis; había regateo e incluso un juez de mercado. Los incas efectuaban mercado –catu- tres veces al mes; era lugar de trueque, feria y festival. ¨La gente que vivía en los andes y en la costa los celebraba desde mucho tiempo antes de que aparecieran los incas. Sin embargo, los incas les dieron cierto orden…¨, Aztecas, Mayas e Incas, Víctor W. Von Hagen.
¨Del siglo IX al XI, el Occidente…quedó bloqueado… El movimiento comercial no le sobrevivió…La aparición del feudalismo en la Europa occidental, en el curso del siglo IX, no es más que la repercusión, en el orden político, de la regresión de la sociedad a una civilización puramente rural¨, Historia Económica y Social de la Edad Media, Henri Pirenne. Cuando disminuyó el peligro de los invasores –Flandes, Francia y otros-, y el Mar Mediterráneo se abrió -fundamentalmente Venecia y Florencia-, revivió Europa; nació la industria urbana, con sus oficios, gremios, mercados y burguesía. En 1407 se creó el primer banco de los tiempos modernos, la Casa di San Giorgio en Génova.
El Renacimiento en los siglos XIV al XVI impulsó el conocimiento y las artes. En 1492 Cristóbal Colon ¨descubrió¨ América. Fue el comienzo del mundo globalizado actual. En 1519 se fundó La Habana, capital moderna en 1959 de un país avanzado para la época, cuando comenzó la revolución cubana prometedora de un futuro próspero para todos. No pudo avizorarse la destrucción de las libertades individuales y la nación. En 1968 arrasó la ¨Ofensiva Revolucionaria¨, que completó la aniquilación del tejido económico.
La baja eficiencia, la descapitalización de la base productiva y la infraestructura, el envejecimiento y el estancamiento en el crecimiento poblacional, la elevada centralización de los mecanismo de asignación y utilización de las divisas, las limitaciones de la economía para enfrentar el déficit en la cuenta financiera de la balanza de pago, las retenciones bancarias de transferencia al exterior y el elevado monto de los vencimientos de la deuda, son problemas reconocidos con justificaciones en ¨Los lineamientos¨ para el VI Congreso.
Pero conmociona el enunciado de que las diversas medidas adoptadas para enfrentarlo ¨no han resuelto los principales problemas¨ y se exponen otras 6 para solucionarlos, que incluyen la búsqueda de fuentes alternativas de financiamiento, incrementar la productividad del trabajo, recuperar la capacidad exportadora y reducir la elevada dependencia importadora. Para lograr incentivar el trabajo y la elevación de la productividad se anunció la eliminación de ¨las plantillas infladas¨, lo que se traducirá en el desempleo hasta el VI Congreso de 500 000 trabajadores y en total 1 300 000 en tres años, simultáneamente se mantienen salarios muy bajos y altos precios–fundamentalmente las de venta en divisas, indispensables para mitigar las primeras necesidades-, y se abre el trabajo por cuentapropia con muchas limitaciones y altísimos impuestos.
En el plano externo, sin garantías para los inversionistas y comerciantes muy difícilmente se podrá lograr los objetivos. El futuro parece ligado a Venezuela y su ALBA, y a China que se posiciona en la extracción y refinación del petróleo de Cuba, el turismo y la posible compra de tierras con derecho a 99 años. En algunos casos las operaciones son triangulares. Los otros socios son Irán, Rusia, Argelia, Brasil, Angola y Viet Nam. Parece que la independencia y la soberanía política seguirán comprometidas a la económica.
La ¨revolución socialista¨ en Cuba dura 51 años, los más fructíferos de la humanidad, incluido el acceso a la imprescindible Internet. Ese socialismo y su planificación han destruido todas las riquezas: la industria azucarera, primera productora mundial y fuente de desarrollo socio-económico-cultural; infraestructura –también las viviendas- y hasta las frutas tradicionales, pero sobre todo los valores morales y cívicos.
La mayoría de los cubanos no conocieron la economía de mercado, pero sí están convencidos de que la existente no ha servido. No se puede actualizar, hay que cambiarla. La iniciativa privada es vital para motivar la creatividad, complementar al Estado y comenzar a salir del caos. Aun las autoridades tienen la posibilidad de no continuar llevando Cuba al Paleolítico.
La Habana, 23 de noviembre de 2010

Periodista independiente

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Fantasías y realidades

Por José Luis Martínez Carvajal
El Proyecto de lineamientos de la política economía y social para el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, publicado el 1ro de noviembre señala que dichos lineamientos servirán para estructurar un modelo de gestión económica para el futuro; algunas ideas nuevas tiene, pero es el mismo modelo que por ahora se sigue; solo que ahora se define por escrito por primera vez; recordar que hace más de 13 años que no se celebra un Congreso del PCC, donde habitualmente se definía una política económica y social para un período determinado de tiempo.
Hasta ahora no ha sido este modelo bueno para el país, incluyendo el descontrol económico y la burocracia estatal que lo soporta desde muchos años atrás y digo pocas cosas malas de esta temática.
En el punto número dos de estos lineamientos se dice:
“El modelo de gestión económica debe reconocer y estimular, además de la empresa estatal socialista, que es la forma principal de la economía nacional, las empresas de capital mixto, las cooperativas, los usufructuarios de tierras, los arrendatarios de establecimientos, los trabajadores por cuenta propia y otras formas que pudieran contribuir a elevar la eficiencia del trabajo social.” (el subrayado es del autor)
En mi opinión ese es un modelo de gestión económica que sigue estableciendo y reproduciendo el desequilibrio de las fuerzas económicas y sociales en Cuba a partir del período 1961-1968, en que e estableció un monopolio de la economía estatal abrumador en todas las esferas de la vida nacional que está claro hoy para economistas, otros pensadores y la mayoría del pueblo (porque la práctica lo ha demostrado) es inoperante e ineficiente, derrochador de la riqueza social y corruptor, pues el descontrol de la burocracia estatal y sus intereses lo ha generado y que la cultura normal del trabajo real haya sido enajenada, lamentablemente , como dijera el Maestro de los cubanos de antes, de ahora y del futuro, José Martí en su artículo de 1884 Herb Spencer (ver Obras Completas Tomo 15 pags. 387-392) “el nervio central de la economía nacional se pierde”
Si el estímulo para conformar ese modelo de gestión económica, es para cambios y aumento de las empresas mixtas en sectores de la economía nacional, como la agroindustria alimenticia, azucarera y energética relacionada con las anteriores, la extracción de petróleo, gas, minerales, portuaria y otras, magnífico. Si el estímulo es para cambios y aumento de las cooperativas en la agricultura en la agricultura, industria y se3rvicios, para fomentar pequeñas y medianas empresas, magnífico. Si el estimulo es para cambios y aumento de los usufructuarios de tierra (incluso los más eficientes podrían tener más de 5 caballerías, que es el límite actual) de forma que el 50 % de tierras ociosas sin explotar en el país produzcan, magnífico. Si el estímulo es para aumentar el trabajo por cuenta propia sin tantas restricciones burocráticas que se les ha impuesto, magnífico.
Pero mantener y estimular el sector de la propiedad estatal como el principal de la economía no me parece correcto ni realista; si ese estímulo es para un mejor control económico mediante el llamado “cálculo económico”, si se organizan y racionalizan los medios de producción, materiales laborales y financieros y se destruye esa burocracia estatal corrupta y corruptora de los trabajadores, magnífico, pero seguir chapaleteando y estimulando lo mismo, no. Apeémonos de la fantasía y trabajemos para realidades y no para sueños, que no han sido nada buenos.
Démosles más equilibrio a las fuerzas económicas y sociales del país y facilitemos que el trabajo real, única fuente de la riqueza nacional, sea verdaderamente creador bajo condiciones de empresas diferentes. En las bases del Partido Revolucionario Cubano ( ver Obras Completas de José Martí pag 27) el artículo 4 señalaba:
“El Partido Revolucionario Cubano no se propone perpetuar en la República de Cuba con formas nuevas o con alteraciones más aparentes que esenciales, el espíritu autoritario y la composición burocrática de la colonia, sino fundar en el ejercicio franco y cordial de las capacidades legítimas del hombre un pueblo nuevo y de sincera democracia, capaz de vencer por el orden del trabajo real y el equilibrio de las fuerzas sociales, los peligros de la libertad repentina en una sociedad compuesta por la esclavitud” (el subrayado es del autor)
Aunque los tiempos son otros, hay que recrear esas ideas del maestro Martí, pues algunas de esas condiciones se mantienen, en otro contexto histórico, político, económico y social, pero están ahí.
En el punto número 5 de los lineamientos del PCC se dice:
“Que la planificación abarcará no solo el sistema estatal empresarial y las empresas de capital mixto, sino que regulará también las formas no estatales que se utilicen.” (el subrayado es del autor)
En mi opinión es absurdo, pues cuando se liberen estructuras productivas y de servicios estatales, se producen cambios en las fuerzas productivas, en el destino de esas producciones y sus recursos materiales, laborales y financieros y de hecho en la estructura burocrática anterior. ¿Para qué planificar la gestión de esas formas no estatales? Que no es lo mismo que el control que deba ejercer el estado en relación con la política sanitaria (o fitosanitaria en la agricultura), la garantía de la seguridad del trabajo, la seguridad social tributaria y de otro carácter; incluso en la regulación de los precios para que en determinadas condiciones el mercado no pueda enseñorearse con las necesidades de la población: Eso es otro asunto, pero no la planificación estatal de las estructuras empresariales no estatales.
Los demás lineamientos generales de esa gestión económica me parecen adecuados y realistas, dígase los puntos 1, 4, 6, 7, 8, 9 y 10. Incluso me parece que los límites en la concentración de la propiedad de los naturales deben ser flexibles según las condiciones en que se dan, otra cosa sería injusta y debía priorizarse a los cubanos sobre otras nacionalidades.
Enderezar lo torcido durante muchos años cuesta trabajo y debemos pensar con realismo. Este e enderezar l torcido es un principio poderoso y esencial para alcanzar la justicia social en Cuba, aquí y ahora, y que sea así, con todos y para el bien de todos, pero no intentemos mantener y estimular algunas cuestiones que ya es hora de enderezar, no vaya a ser que se retuerzan aún más.
Esas son mis opiniones, con todo el respeto que me merecen las personas que piensan diferente a estas ideas.

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No solo es la economía… Estúpido

por Julio Aleaga Pesant
El partido comunista como el nacional socialismo alemán en 1945, se nos aparece ahora con el “superarma”. Los nazis hablaban del misil V2. Los comunistas cubanos de las reformas de papel. La primera fracasó. La segunda va por el mismo camino y será desbordada por los acontecimientos.
En el documento hecho público para el Sexto Congreso comunista se hace hincapié en una serie de medidas que mantiene intacto el aparato económico del papá estado, y liberaliza unos cuantos y muy pequeños negocios.
Obvia cambiar el sentido de las leyes, que afectan las mismas reformas y de promover la iniciativa individual y colectiva para fortalecer al Estado. Las propuestas de papel, se quedan en el “barniz”, en la apariencia de reconocer algunos de los crímenes de lesa economía.
Se repite el actual diseño aplicado para liberar-desterrar a los presos políticos: se atenúan las consecuencias sin cambiar el espíritu de las leyes que hacen del Estado una dictadura totalitaria.
Parafraseando a Bill Clinton en su primera campaña presidencial. No solo es la economía… estúpido.
Para que las reformas no queden solo en el papel. Se debe descentralizar la capacidad de negociación y contratación de las empresas, permitir la libre sindicalización y la realización de contratos colectivos para los trabajadores. Eliminar el artículo de la constitución que propugna al partido comunista como líder y vanguardia de la nación cubana. Promover la inversión extranjera en todos los aspectos de la vida económica incluyendo a los cubanos exiliados. Permitir la libre circulación de mano de obra por todo el país. Definitivamente establecer una sola moneda y su libre fluctuación. Eliminar las disposiciones por las cuales, ser confiable (o mejor dicho miembro del partido y la juventud comunista) es una garantía para los mejores puestos de trabajo y las más exigentes carreras universitarias.
Estas solo son algunas pocas de las propuestas que se podrían hacer, donde lo mas importantes es que las reformas que necesita el país no solo son económicas.
aleagapesant@yahoo.es

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¿Comienza la reforma?


Por José Gabriel Barrenechea

I

En Cuba ha comenzado una Reforma que no tiene otro objetivo que defender los intereses del Estado, o más específicamente los del cuadro administrativo e ideológico del mismo. No hay más que leer las declaraciones de Raúl Castro, Machado Ventura, o del ideólogo más estimado del Aparato, el señor Lázaro Barredo.

Las medidas en sí, diluidas entre montañas de hojarasca en el recientemente divulgado “Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social”, y que disciplinadamente se aprobará en el próximo congreso del Partido, son en parte muy semejantes a las que habitualmente le impone el FMI a las naciones pequeñas y tercermundistas, cuando ante una crisis, le piden ayuda a ese organismo financiero internacional. Sí, porque entre puntos que se contradicen entre sí, como los 173 y 174, o los 36 que se refieren en lo fundamental a nuestro comercio exterior e inversiones extranjeras, redactados como si en este momento fuésemos una nación en la que todos quieren invertir, y con la que todos quieren comerciar, lo central es esto: reducción del gasto público, pero, y he aquí lo novedoso con respecto a las políticas de choque de otras regiones, combinado con el fortalecimiento del Estado, que ahora se propone racionalizarse a sí mismo.

Esta reducción del gasto público se concretará en lo fundamental en el despido de un 25% de la población laboral (en los lineamientos en los 8 puntos, del 158 al 165, agrupados por un encabezado común en el acápite dedicado a “Empleo y Salarios”). Pero hay más. Ya se han cerrado escuelas primarias rurales, algunas con más de 100 años de funcionamiento (puntos 136 y 137), lo que nos hace retroceder a una de las situaciones del periodo republicano que más criticó la demagogia post 59: el que los niños campesinos debieran desplazarse a grandes distancias para asistir a la escuela; en tanto en la salud se prioriza el método clínico (punto 144), a pesar de que entre nuestros médicos las habilidades de observación son por lo general muy deficientes, a consecuencia por sobre todo del masivismo indiscriminado en la selección de los futuros médicos…

El fortalecimiento del Estado, paralelamente, se manifiesta en la decisión del mismo de no perder terreno, por el contrario, ganarlo al racionalizar su actuar, lo que en teoría al menos le permitiría controlar múltiples zonas de nuestra sociedad que al presente escapan a su control. Quizás en ninguna otra parte de los Lineamientos se transparente mejor esa intención que en los 6 puntos (del 55 al 60) dedicados a la Política Fiscal.

La Reforma en Cuba será por tanto una incongruente mezcla de medidas de choque neoliberales con mantenimiento, y hasta intensificación, del estatismo económico, reflejado esto último en el prólogo de los Lineamientos, donde se puede leer “que en la actualización del modelo económico, primará la planificación y no el mercado”, o con más exhaustividad en los puntos 1 y 5 (Solo parece haber una dispensa a la estatización para la Política Agroindustrial).

Esta sui generis conjunción es, a que dudarlo, más explosiva que la tradicional mezcla de medidas de choque fiscal con liberalización de los mercados.

Mientras en un periodo muy breve se desempleará a más de un millón de trabajadores, por lo general los menos eficientes o los más impopulares, las opciones que les deja una política de acceso a las inversiones extranjeras (las únicas realistas para echar adelante la producción y en consecuencia el empleo) de muy dudosos resultados, son en esencia dos: la agricultura, y las minúsculas empresas, en su mayoría personales, que en número muy delimitado de actividades autorizará el Estado. Opciones muy limitadas, por cierto. En el caso de la segunda debido a su propia restrictiva concepción original, pero por sobre todo por el marco regulatorio que deberá soportar, más propio de nación primermundista, que de una en que los pretendidos microempresarios no poseen en su mayoría como allegar el imprescindible capital inicial.

A cualquiera que observe a la Cuba actual, pero no a través del cristal empañado de un moderno auto chino climatizado, le resultará difícil creer que el llamado trabajo por cuenta propia consiga absorber, ni aun en su mejor momento, más de 150 000 de los llamados disponibles. Esta apertura a dicha forma de producción y servicios lo que logrará en todo caso es legalizar la actividad de los muchos, que de manera ilegal ya venían desempeñando oficios como los de colchonero, amolador de tijeras, o vendedor de pizzas. Son ellos, desempleados desde hace mucho, o realizando su labor a tiempo parcial, quienes poseen el capital, el know how, las herramientas y la clientela, no los que ahora, y con solo el sueldo de par de meses como capital inicial arriban a un mercado, si no copado, ya muy saturado.

En cuanto a nuestra agricultura solo se debe recordar que en 1952, cuando 172 centrales molieron una zafra de 7 200 000 t, y en nuestros campos pastaban más vacas que ciudadanos tenía la República, esta absorbía solo 700 000 trabajadores, la mayoría estacionales. Por lo mismo, a menos que lo que se pretenda es hacer volver a nuestra agricultura al nivel de los taínos, con su necesidad masiva de mano de obra, lo que no parece ser el espíritu de lo reflejado en los Lineamientos de la política Agroindustrial, no cabe explicarse como un sector donde ya el mismo gobierno reconoce que no pocas plantillas se encuentran infladas, pueda ayudar a aminorar el desempleo.

Debo aclarar que no he incluido a la construcción entre la posibilidades para resolver el peliagudo problema, que tan incongruente Reforma plantea, por una muy simple razón: es evidente que las 30 000 plazas con que según cifras oficiales puede contribuir este sector, resultan insuficientes ya no para el proceso de readecuación de las plantillas completo, sino aun para su primera etapa, la que concluye en abril.

Por cierto que lo explosivo de la Reforma en curso lo comprende mejor que nadie la Suprema Dirección del Aparato. Es por ello que a pesar de la apuesta por el ahorro a ultranza, y a pesar del enorme hueco presupuestario que este crea ya, el MININT crece, sin que las muchas ventajas de que disfrutan sus miembros a la vez mengüen. No hay más que constatar que mientras todas las demás enseñanzas en el país se contraen, solo las de formación de policías tienen una matrícula en constante crecimiento.

II

Cuba tiene posibilidades para desarrollarse. Esto parecen entenderlo quienes redactaron los Lineamientos, solo que estos se concibieron para quienes, al menos en el actual marco institucional, no están en capacidad de aprovechar ni una quinta parte de esas potencialidades.

A todo lo largo de los Lineamientos se encuentran ideas con las que no se puede más que concordar, y que nos llenarían de optimismo, de no ver esa realidad. Desde la autonomía de las empresas estatales, hasta el mayor involucramiento de las instancias provinciales en el proceso inversionista, las ideas suenan muy bien sobre el papel, la cuestión vendrá, sin embargo, cuando el cuadro administrativo e ideológico deba subordinar sus intereses, y hasta su elevado criterio de sí mismo, al espeso marco legal que aquellas medidas necesitan; o cuando el dinero comience a moverse descentralizado por niveles en los que hasta ahora la corrupción se ha mantenido como desvío de medio millar de ladrillos, dos docenas de cajas de pollo, diez galones de gasolina o una paca de ropa de uso donada en algún país europeo.

Pero hay razones de mucho más peso.

Si se analiza punto por punto salta a la vista de inmediato que quienes elaboraron el documento en cuestión sospechaban incluso algunas de esas potencialidades específicas. La de la agroindustria azucarera, por ejemplo, se encuentra recogida de modo exhaustivo en los puntos 193, 194, 195 y 228. Pero, y he aquí el meollo: ¿Con qué fuente de inversión se cuenta para echar adelante todo lo que la agroindustria azucarera es capaz de aportar? Sépase, por solo mencionar una de las aristas más prometedoras de esa agroindustria, que si se cambiaran las actuales calderas de nuestros centrales, que generan el equivalente a 30 o 40 Kwh por tonelada de bagazo, por las que hoy se emplean en algunas de las pequeñas islas del Caribe, y que con la misma cantidad de bagazo generan 160 Kwh, una zafra que produzca 5 millones de toneladas de azúcar podría generar, con la quema del bagazo y los residuos agrícolas, el equivalente a la energía que se obtendría de la combustión de 10 millones de toneladas de petróleo.

Mas, para estar en capacidad de aprovechar ese potencial del bagazo y los residuos agrícolas se requieren las mencionadas calderas, turbinas, transformadores, facilidades industriales para secar el bagazo y convertirlo en pacas estandarizadas, almacenes donde conservar estas últimas… todo lo cual cuesta y no poco.

No obstante, los problemas a que se enfrenta el cuadro administrativo e ideológico para aprovechar las potencialidades que ellos saben existen van más allá de de los de financiamiento. Es por ellos que el desarrollo de puerto del Mariel como terminal de superportacontenedores, y el de la agricultura orgánica, quedan a un nivel secundario, como meros accesorios de otros programas en los respectivos puntos 261 y 176 de los Lineamientos. Esto es así porque ambos no podrán desarrollar todo su potencial hasta que nuestras relaciones con los EE.UU. cambien tanto que permitan incluso un tratado de libre comercio. Solo en esas nuevas condiciones el puerto del Mariel podría convertirse en el redistribuidor de cargas de buena parte de la costa norteamericana no dotada de puertos semejantes, y Cuba en el principal suministrador de productos tropicales orgánicos de la gran concentración humana del Noreste.

No nos dejemos confundir por el tono triunfalista de los Lineamientos. Lo cierto es que incluso desarrollar “los trabajos de exploración de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) del Golfo de México” (punto 222), no ya ponerla a producir, no se resuelve con cooperación Sur-Sur, dentro del marco del ALBA o incluso del Mercosur. Se necesita capital y transferencia tecnológica del Norte, en especial del país mercado de las posibles producciones de esa zona, los EE.UU.

Aquí es bueno detenernos a desenmascarar algunos mitos, en los que muchas personas honestas continúan creyendo como artículo de fe; lugares comunes del pensamiento “progre”.

Del Sur, necesitado el mismo, no nos vendrá ni transferencia tecnológica ni dinero fresco. Hemos hecho de todo con China, hasta el ridículo de que el General Presidente, que no sabe nada de chino, se ponga a cantar una canción maoísta delante de un convenido seguidor de Deng Xiao Ping, a semejanza de cuando Juana Bacallao se preocupó por la salud de madame Chiang Kai Chek en una recepción a funcionarios chinos a inicios de los sesentas. ¿Y para qué, para que nos vendan sus tarecos a los que hay que traer desde el otro lado del mundo, con contratos de venta que exigen se cumplan hasta la última línea?

Del Sur por el contrario nos ha venido la descapitalización. No hablemos del hecho evidente para cualquiera, a excepción de quienes rigen los destinos de la Isla, de que hemos sido, y somos usados como monedas de cambio por la mayoría de los gobiernos latinoamericanos en su relación con el de los EE.UU. Hagámoslo de la realidad constatable de que importantes tecnologías para nuestro desarrollo, como la de los abonos nanotecnológicos a base de zeolita, desarrollados por nuestros científicos, se los han casi regalado nuestros gobernantes a firmas mexicanas muy solidarias, o de que estamos creándole una competencia a nuestra industria alcoholera en la hermanísima República Bolivariana de Venezuela, nada menos que vendiéndoles partes de nuestros propios ingenios…

Las potencialidades que hoy tiene Cuba, reflejadas a medias en los Lineamientos, pero por sobre todo las que no aparecen allí, como una industria forestal biotecnológica de nuestras maderas preciosas (a mediano plazo), o como destino turístico, e incluso lugar de residencia de no pocos norteamericanos retirados, necesitan para su materialización un marco institucional que permita una relación fluida con los grandes centros financieros y tecnológicos mundiales, y sobre todo con nuestro mercado natural. Y tal cosa no se alcanzará mientras viviendo en medio de occidente, siendo por tradición y cultura una nación occidental, y lo más importante, sin tener ninguna potencialidad no ya de superpotencia, si no ni de potencia regional, queramos seguir organizados política, social y económicamente como una cruzada anti occidental.

Pero hay más también en esta dirección. El nuevo marco institucional no solo se necesita para hacernos más digeribles a nuestro contexto internacional. Las imprescindibles dosis de iniciativa y decisión que se requieren para concretar las potencialidades que los Lineamientos en parte admiten, no florecerán bajo el imperio absoluto del que se quiere conservar por sobre todo como conductor de los destinos nacionales: el cuadro administrativo e ideológico. No hay más que ver como este asume el problema económico: “La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros” (Raúl Castro, 4 de abril de 2010), donde las palabras batalla y trabajo ideológico matizan suficientemente la idea. O sea, que en el fondo están asumiendo este problema como hasta ahora lo han hecho. Y si algo ha demostrado de modo fehaciente ese mismo cuadro, en su actuar durante el pasado medio siglo, es lo nefasto de subordinar lo económico, que pertenece al reino de lo cotidiano, del día a día, al de lo trascendental ideológico.

Por otro lado, a pesar de las promesas de próxima descentralización, las máximas instancias del cuadro piramidalizan en la práctica cada vez más el proceso de decisiones, en parte porque es algo ya esencial en ellos, pero fundamentalmente para hacer producir más a la única actividad económica de la que hasta ahora han logrado resultados concretos: el ahorro. ¿Y en medio de una estructura que gana cada vez más rigidez, que por sobre todo se prepara para sacarle a la sociedad hasta el último centavo mediante un sistema tributario más propio de la rica Noruega que de la paupérrima Cuba, puede acaso desarrollarse la iniciativa, al menos a los niveles que hoy necesitamos?

Se impone, desde una política realista un nuevo marco institucional. Uno que si no desplace al cuadro (algo muy irreal aun en lo inmediato), por lo menos traiga los mecanismos de moderar su poder absoluto. Además de todo lo dicho, tal cambio haría viable mucho de lo que en la esfera empresarial proponen los Lineamientos, que ya no estarían en peligro de verse subvertidos en nombre de las grandes palabras, a saber, “batalla económica”, “trabajo ideológico”, u otras impronunciables como por ejemplo “invulnerabilidad alimentaria”, en que se trasluce que las cuestiones del yantar son vistas por la satisfecha cúpula del aparato, más que nada como asuntos de importancia para el mantenimiento de su imperio sobre los destinos de la Isla sin interferencias de otras elites competidoras de allende.

Ese marco institucional deberá ser, a la vez, realista y efectivo. Debe poder implantarse por el cuadro, y asegurarle una permanencia en el poder por lo menos por los próximos cuatro años a partir de su implantación, si es que la economía no avanzara mucho en el nuevo escenario, y hasta la eternidad, si es que ella creciera sin parar. Además, debe permitir la organización de oposiciones que sirvan para contrabalancear el poder, lograr, de este modo, en la mayor medida posible, que aquel respete la institucionalidad.

Este compromiso de una oposición débil, con un poder autoritario fuerte no es nuevo en nuestra historia. Tal actitud ya fue asumida por el general Menocal a finales de la década del treinta. El y su partido fueron lo suficientemente realistas para comprender que la única manera de hacer válida a la constitución redactada en 1940, pasaba por apoyar al general Fulgencio Batista, en su pretensión de hacerse elegir presidente. La jugada resultó tan fructífera que permitió sacar al hombre fuerte de su imperio sobre los negocios del país casi por ocho años.

Y ya que de ella hablamos. ¿No será la constitución del 40 el marco institucional que necesitamos?

Desengañémonos, en el estado actual de la Isla una nueva constituyente solo elaboraría lo que el aparato deseara. Tanto por la imprescindible necesidad de continuidad histórica, como por su propio espíritu social y democrático, lo mejor será que escuchemos a monseñor Carlos Manuel de Céspedes García-Menocal y restituyamos la Constitución de 1940. Pero además, que al restituirla se respete toda la legislación laboral y social del periodo revolucionario, y aun las propiedades obtenidas por las personas naturales gracias a la primera Ley de Reforma Agraria y todas las demás que en dicho periodo hayan legislado sobre propiedad inmobiliaria a favor de las mencionadas personas. Dichas legislaciones, en su aplicación citada, deberán ser incluidas en la Constitución como anexos de la misma, invalidables solo mediante los mecanismos de reforma específica, que a su vez solo podrá ser pedida mediante el mecanismo de iniciativa popular que estatuye el artículo 285.

III

Los meses que se aproximan serán definitorios. Los que nos sintamos cubanos, y que por nuestra edad tengamos capacidad de asumir una actitud política, debemos comprender que tenemos el privilegio de vivir en uno de esos momentos cumbres de nuestra historia. Lo que se juega no es el derecho de una elite bien comida a ser absolutamente independiente de cualquier otra elite extranjera, o las propiedades que más o menos pueda haber dejado detrás algún abuelo o bisabuelo, sino el destino de la comunidad de mujeres y hombres que material o espiritualmente alentamos en común en este preciso instante, y a la larga el de cada uno de esos mujeres y hombres en particular. A nadie le conviene que el de Cuba termine como un estado fallido, o la repetición de escenas como las de agosto de 33, que recordémosle a los incrédulos, nadie estimaba posibles dos meses antes.

A quienes dentro del Aparato, de la oposición y el exilio aun mantenemos alguna cuota de realismo nos toca impulsar los cambios posibles, los que puedan evitar esos grises nubarrones en nuestra horizonte, a cada minuto más cercanos… Es nuestro deber. Nuestro supremo tribunal, nuestra conciencia, nos lo recriminará en algún momento si no cumplimos con ese deber.

 

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MANIFIESTO CÍVICO A LOS COMUNISTAS CUBANOS


El anuncio informal de la realización del VI Congreso del PCC, a celebrarse en abril de 2011, ha venido acompañado por la publicación de un Proyecto de Lineamientos en el que se resumen los tópicos sobre los que versará la más importante reunión del partido único cubano. Este documento contiene aspectos positivos, especialmente aquellos donde se evidencia la comprensión de la profunda crisis estructural por la que está atravesando el país y los que indican la dirección en que realmente se encaminan las soluciones propuestas, pero sus limitaciones, su carácter unilateral y sectario, y la injustificable omisión de temas de raigal importancia para el presente y el futuro de la nación, nos ha motivado a pronunciarnos sobre fundamentos básicos que no han sido considerados por la máxima dirección del PCC, sin cuya inclusión no parece posible avanzar en la profundidad y a la velocidad requeridas.

Algunos de estos fundamentos son:

  • El proyecto es una camisa de fuerza confeccionada inconsultamente, destinada a truncar el debate sobre los problemas que aquejan a todos los cubanos y que abarcan todas las esferas de la vida nacional. Es el esbozo de una agenda que, al no existir las libertades y derechos esenciales de una democracia, excluye la participación ciudadana en sus propuestas.
  • No se concibe que un partido político evada el debate político y a la vez intente mantener sometida la economía a la ideología, método que ya demostró su inviabilidad a lo largo de medio siglo.
  • La situación actual refleja con toda claridad dos posibilidades: o bien el modelo cubano es irrealizable, o el gobierno ha malogrado su aplicación; por tanto, se impone la imprescindible autocrítica donde se plasme el reconocimiento oficial del fracaso del modelo seguido hasta el momento y la responsabilidad de los gobernantes en su implementación.
  • Si el modelo fracasó, no resulta racional actualizarlo, sino cambiarlo, lo que implicaría también someter a consulta popular el cambio de protagonistas.
  • Las medidas que el gobierno ha venido proponiendo en los últimos tiempos a fin de revertir la crítica situación socioeconómica nacional resultan atemporales, anacrónicas y a todas luces insuficientes debido a que adolecen de falta de realismo. La crisis cubana no se revertirá en tanto no se reconozca la incidencia que ha tenido en el fracaso del modelo las concepciones aplicadas en el tema de la propiedad y hasta tanto estas no se modifiquen profundamente. Esto deberá venir aparejado de la necesaria inclusión de los nacionales en los procesos inversionistas que se proponen. Mantener el sistema de exclusión de los cubanos –lejos de potenciar la productividad y el avance económico– constituye un freno al desarrollo productivo.
  • Cualquier tentativa de mejorar la situación en Cuba pasa por la plena implementación de los Derechos Humanos en su carácter indivisible, cuyos Pactos, firmados en febrero de 2008, aún no han sido ratificados por el Gobierno. La consumación de esta conquista no solo implica la liberación incondicional de todos los presos políticos, sino una profunda modificación jurídica que conlleve la despenalización de la discrepancia política.
  • Ya se ha rebasado el tiempo límite para la aplicación de reformas parciales. Ninguna reforma en Cuba puede circunscribirse a la esfera de la economía interna debido a que la crisis abarca todo el sistema en su conjunto. Se requiere, pues, de propuestas de carácter integral que no pueden dimanar exclusivamente del partido gobernante, que ni siquiera se ha propuesto un nuevo Programa para sustituir al anterior -fruto del III Congreso de 1986- incumplido y olvidado.
  • Cuba está urgida de superar la filosofía de la supervivencia. Los pueblos aspiran a vivir y a prosperar, no a resistir. Los cubanos tienen derecho a prosperar con el producto de su esfuerzo. Se impone desterrar la demonización de la prosperidad.
  • Cualquier nuevo modelo que se proponga debería proclamar enfáticamente la finalización del llamado Período Especial y el inicio de una etapa de normalidad, basada en principios consensuados en los que se pueda confiar, como parte de un nuevo pacto social.
  • El gobierno cubano ha reconocido implícitamente que el país depende económicamente del capital exterior. Sin embargo, la colaboración exterior solo debe estar condicionada al cumplimiento de los principios reconocidos internacionalmente de respeto a los derechos y plena participación ciudadana, de los que hasta hoy carecen los cubanos. Ningún inversor puede venir a enriquecerse como consecuencia de la ausencia de derechos en Cuba. Paradójicamente, la violación de estos principios le hace perder sentido a las intenciones de instaurar la justicia social a partir del sistema socialista.
  • El modelo actualizado que propone el Gobierno no es “un modelo para el hombre”, sino que propugna “el hombre para un modelo”. El hombre se subordina a los intereses económicos e ideológicos del partido gobernante. Al mantenerse la condición sacrificable de los individuos en este sistema queda sentado que no estamos ante un modelo humanista.
  • No es posible lograr avances económicos al margen del intercambio y del libre acceso a la información. El monopolio gubernamental sobre las redes de información niega las potencialidades de un pueblo que alcanzó elevados índices de instrucción y constituye una violación de sus derechos.

La ausencia de alternancia, el nepotismo, la falta de límite en la permanencia en los cargos públicos se convierte en freno al desarrollo. La responsabilidad ante los fracasos unida a la acumulación de intereses por parte de un grupo instaurado a perpetuidad en el poder, tiende a perpetuar también la crisis cubana y torna irreversible el colapso del sistema. La realidad demanda una reforma en este plano para que la existencia de otras alternativas políticas fuercen al gobierno a cumplir exitosamente su gestión al frente de los destinos de la nación.

Firman este manifiesto, el 1ro de diciembre de 2010

Dimas Castellanos

Miriam Celaya

Reinaldo Escobar

Rogelio Fabio Hurtado

Eugenio Leal

Rafael León

Rosa María Rodríguez

Wilfredo Vallín

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CUBA: ¿UN NUEVO MODELO ECONÓMICO?

por José Antonio Quintana de la Cruz

Se ha puesto a circular, para su discusión pública, el proyecto de lineamientos de la política económica y social que discutirá el sexto congreso del Partido Comunista de Cuba. Hay quienes opinan que no contiene nada nuevo, que no propicia cambios sustantivos y que es más de lo mismo pero matizado con tonos que han sido impuestos por el desempleo masivo y la crisis; que son modificaciones coyunturales de salvamento. Parece que visto desde expectativas fundadas más en deseos que en apreciaciones sobrias de la realidad esto puede ser cierto. Pero a mi no se me ha ocurrido nunca que el partido comunista vaya a discutir en un congreso la abolición del socialismo y la transición hacia una economía de mercado capitalista.

Un análisis objetivo del documento revela que el mismo contiene novedades sustantivas. Pero es necesario definir qué es novedoso. Para este redactor novedoso es todo lo que aparece en el proyecto y que no existía o no se permitía en el modelo que se intenta superar o modificar; o actualizar, como prefiere decir el discurso oficial. De acuerdo con este criterio el veinte por ciento de los lineamientos contiene novedades que pueden inducir cambios en el funcionamiento o en la cualidad del sistema. El ochenta por ciento restante propone rectificar insuficiencias e imperfecciones de larga data.

Es evidente que el documento propone una diversificación y ampliación de las relaciones de propiedad, las que en términos marxistas constituyen relaciones de producción. Se reconoce el derecho a la existencia de pequeñas empresas en diversos sectores de la economía, sin límites en la contratación de personal en las mismas. Aparecen las figuras de arrendador, arrendatario y contratista. Se amplía el área de acción de las cooperativas al transporte, el comercio y otros sectores, en tanto que se les otorgan libertades y prerrogativas de que carecían y sin las cuales serían una ficción.

El hecho de que puedan concurrir, producir y vender, amparados por la ley, propietarios individuales y asociados; de que se creen empresas para abastecerlos e importar lo que demanden, junto con el otorgamiento de créditos a los mismos por parte de los bancos; el hecho de que estas empresas privadas se relacionen mercantilmente con las empresas estatales y con la población, crea un mercado, embrionario e imperfecto, pero mercado que ya no será la variable reprimida de la economía sino una necesaria y jurídicamente protegida.

Lo anterior es nuevo en Cuba. A mi entender, este experimento social, repone el viejo debate sostenido entre Von Mises y Oscar Lange acerca de la posibilidad de realizar un cálculo económico real y eficiente en una economía socialista. Como se sabe, Lange creía que el mercado regulado y subordinado a la planificación haría posible el cálculo económico en el socialismo. Von Mises aseveraba que era imposible porque el socialismo era un error humano. China ha aportado experiencia al debate teórico. En el gran país asiático hay un socialismo de mercado en el cual se realiza un eficiente cálculo económico y en donde el carácter socialista está más vinculado a las formas de distribución diseñadas por el partido y el estado que por la estructura de propiedad con la que se produce.

Pero los lineamientos en discusión no plantean un socialismo de mercado en Cuba sino socialismo con mercado. Este, según el proyecto, será un socio minoritario en la empresa social y estará subordinado a la planificación que continuará siendo la forma principal de movimiento de la economía y sus relaciones de producción. Una planificación que, dicho sea de paso, para que pueda dejar de ser ineficaz en el sentido de no garantizar proporcionalidad y equilibrio en la economía, deberá cuidarse de no ser totalitaria y autoritaria, y sí flexible, coordinadora y cooperadora, y con reservas.

El reto a que se enfrenta la planificación cubana es grande no solo porque deba conciliar los métodos de prospección estadísticos y las estrategias de escenarios estatales con las señales de precios emitidas por el mercado, sino porque las libertades, es decir, el grado de autonomía que el proyecto de lineamientos otorga a las empresas del estado, las convierte en sujetos económicos generadores de decisiones y responsables de su éxito o fracaso. Según el proyecto, a las empresas estatales no se les podrá imponer un plan, ni podrán ser intervenidas sus ganancias, ni el estado podrá inmiscuirse en su administración directamente. Se supone que el partido tampoco.

Las empresas estatales con pérdidas sostenidas serán liquidadas. Esto también es novedoso. Pero debe definirse cuánto tiempo implica “sostenidamente”.

El lineamiento número tres, que prohíbe la concentración de la propiedad sin mencionar excepciones, contradice el veintinueve que la autoriza en las cooperativas, el que a su vez contradice el veintiséis. Tal vez sean contradicciones intencionadas, dirigidas a promover la discusión. Ojalá.

La prohibición de la concentración de la propiedad puede estar dirigida a impedir la formación de oligarquías, lo que en Rusia fue desastroso. O puede estar encaminada a proteger la libre concurrencia, favoreciendo la competencia y sus benéficos efectos en los precios y la calidad de los productos, así como en la creación de puestos de trabajo en una sociedad que tanto los necesita. Si existiera la motivación de estorbar por esa vía la concentración de la producción privada y con ello la reproducción del capitalismo según la escuela leninista, entonces se estaría condenando a priori a ese sector de la nueva economía al estancamiento.

Pienso que si todo lo que indican o sugieren los lineamientos se hace, la economía de Cuba será más sólida y eficiente. El problema es que los cubanos están acostumbrados a acordar maravillas, a discursear con argumentos y lógica, y luego a hacer las cosas violando y burlando, velada o descaradamente, lo que se acuerda o dice. Es una corrupción de la costumbre de ser serios y asumir compromisos con responsabilidad, unida a la generalizada indisciplina social de la que no escapa nadie.

Concluyendo, los lineamientos proyectados proponen un modelo de economía socialista planificada con presencia de empresas estatales, cooperativas y privadas con predominio de las primeras y en la cual funciona un mercado regulado en que intervienen todos los tipos de agentes económicos permitidos por la ley. Puede gustar o no este modelo, pero no es más de lo mismo. Desata fuerzas reprimidas hasta ahora. Introduce variables de cualidades inéditas. Emplea medidores de eficiencia y control que se miraban con ojeriza ideológica. Crea espacios para el ejercicio de la libertad y responsabilidad empresarial. Y tiene defectos y limitaciones que sus promotores han solicitado criticar. Es lo que hago: ser constructivo.

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¿Un olvido involuntario?

Por Miriam Celaya González

El Proyecto de lineamientos del PCC destinado a ser el soporte de los “debates” del VI Congreso (abril de 2011), ha resultado ser una agenda que destaca especialmente por sus relevantes omisiones. Sorpresiva e informalmente anunciado en medio de las cada vez más claras señales de agotamiento del sistema socialista cubano, el muy postergado congreso parece lanzar en los referidos lineamientos, más que una guía temática para el cónclave, una lamentable señal de auxilio incapaz de ofrecer siquiera la ubicación exacta del naufragio para los que decidieran hacer un eventual rescate. Eso, y ciertas perversas intenciones, parecen insinuarse en su texto.

Mucho se ha escrito en los medios a propósito del Proyecto de Lineamientos; fundamentalmente en espacios alternativos y en el exterior de la Isla. La prensa oficial, como vocero del régimen, y los “simpatizantes” de acá dentro, por su parte, compiten a porfía en sus apologías triunfalistas de siempre, aunque en general no logren imprimir el necesario hálito de credibilidad a su entusiasmo. Los eufóricos panegiristas han descubierto un nuevo tipo de periodismo: la carcajada lúgubre; y habrá que entenderlos, porque no resulta fácil asirse a la realidad miserable de Cuba y a un lamentable montón de infinitivos encerrados en un folleto para imaginar el futuro luminoso que –de sobra lo sabemos ellos y nosotros– nunca nos ha de llegar de la mano de este sistema.

Pero, más allá de las exclusiones ex profeso y de la ausencia de participación ciudadana en su concepción –habida cuenta de la inexistencia en Cuba de libertades y derechos propios de sociedades democráticas–, habría que ver las propuestas de los lineamientos más por las intenciones que no confiesan que por sus ínfulas de salvadoras-del-socialismo-la-patria-la revolución. A mí, en lo personal, todo el folleto de marras me sugiere aquella botella o ánfora al estilo Mil y una Noches, de la que saldrá el genio –esta vez invocado por el General Raúl– y convertirá de golpe y porrazo a toda la Isla en la misma hacienda, pero esta vez parcelada en feudos que deberán atender y poseer señores feudales primorosamente ataviados de verde olivo, quienes continuarán manteniendo relaciones de vasallaje con el reyezuelo heredero y su enajenado hermano mayor. Huelga decir que los siervos de la gleba seguirán siendo también los mismos. Es solo una imagen novelada que, de seguro, tiene muchísimos capítulos ocultos.

Sin embargo, existe una omisión que me resulta extremadamente significativa, y es la del Decreto-Ley Número 272 (Gaceta Oficial No.033 Ordinaria de 13 de agosto de 2010, Año CVIII. Web: http://www.gacetaoficial.cu), que entre sus Disposiciones Finales establece que “A los fines de ampliar y facilitar el proceso de participación de la inversión extranjera en el turismo internacional, resulta conveniente modificar algunas de las regulaciones sobre el Derecho de Superficie, de manera que brinde mayor seguridad y garantía al inversionista extranjero en los negocios inmobiliarios, en función del desarrollo sostenible del país y de la economía nacional.” Y a tales efectos dicta el Decreto-Ley Número 273, en el que se modifican los artículos 221 y 222 del Código Civil, correspondientes a la Ley No. 59 de 16 de julio de 1987. Es así que el Artículo 222 de la referida Ley quedó redactado de la siguiente forma:

ARTÍCULO 222.1.-El derecho de superficie puede concederse por un término de hasta noventa y nueve años. 2. Cuando el derecho a que se refiere el apartado anterior se otorgue por un período inferior puede ser prorrogado hasta dicho término, en virtud de la solicitud formulada por el titular, antes de la fecha de su vencimiento. 3. El Estado puede entregar también en derecho perpetuo de superficie terrenos de propiedad estatal mediante el pago del precio correspondiente, a empresas o sociedades mercantiles nacionales, para la construcción de viviendas o apartamentos dedicados al turismo.

Lamentablemente, no puede decirse que la asombrosa cultura de la que alardea el pueblo cubano incluya la cultura jurídica. Aquí la población se aburre, se atolondra y hasta se asusta cuando se le habla de leyes y de derechos. Es algo con lo que ha contado siempre el gobierno y que le pone en condiciones de “legitimar” cualquier movimiento de acomodo a su favor. Antes de discrepar, quienes se sientan ofendidos por este criterio solo deben recordar, por solo citar algún ejemplo, que el programa del Moncada incluía la restauración de la Constitución de 1940, suspendida –también a su conveniencia– por Fulgencio Batista tras el golpe de estado de marzo de 1952; que ya en el año 1960 Fidel Castro declaró “cumplido el programa del Moncada” sin haber restablecido la Constitución y no fue sino hasta 1976 que se implantó una nueva Carta Magna para Cuba, después de haber barrido con toda la institucionalidad que se había creado a lo largo de la República, a fin de legitimar todas las transformaciones revolucionarias inconsultas. De todas formas, la nueva legalidad tuvo un carácter meramente formal pues el país continuó hasta hoy dirigiéndose (que no gobernándose) por puros caprichos hormonales del dictador. En definitiva, los cubanos estuvieron 24 años en pleno siglo XX sin Ley Fundamental que refrendara sus derechos y hasta el momento actual padecemos de una espeluznante orfandad legal, debido a que tampoco tenemos instituciones que nos amparen al margen del Gobierno.

Es por esto que, entre las muchas omisiones del Proyecto de Lineamientos, nadie parece haber reparado en que –si bien hay una tímida referencia al Decreto-Ley 259, que otorga a los campesinos tierras ociosas del Estado, en usufructo por un plazo de diez años– no hay ni la menor mención al Decreto-Ley que pone a potenciales empresarios extranjeros en la extraordinaria ventaja sobre los nacionales de arrendar por 99 años territorios cubanos; una especie de Enmienda Platt de nuevo tipo: la Enmienda Castro, ya que es el propio gobierno de la Isla el que, olvidando sus socorridas perretas por la devolución de los territorios de Guantánamo “ilegalmente ocupados por el imperialismo yanki”, legaliza la entrega de territorio nacional a arrendatarios extranjeros (incluyendo a esos propios imperialistas), lo cual no sería real ni necesariamente una medida de signo negativo si no fuera por la persistente exclusión de los cubanos de su beneficio.

El punto 3 del referido Artículo 222.1 también refrenda el derecho perpetuo de terrenos de propiedad estatal, previo pago de su valor, a “empresas o sociedades mercantiles nacionales, para la construcción de viviendas o apartamentos dedicados al turismo”. Todos sabemos en manos de quiénes están esas empresas o sociedades en Cuba. Naturalmente, sería muy incómodo para los octogenarios jerarcas explicarle a la masa subordinada por qué las libertades económicas de los cubanos comunes se limitan a la producción de viandas y hortalizas por una década en una pequeña parcela o al negocito de timbiriches para la supervivencia, mientras los malvados capitalistas (extranjeros) pueden construir hoteles en nuestro propio territorio y tener el privilegio de 99 años de arriendo –lo que, según el viejo discurso oficial, compromete seriamente la soberanía nacional–, y mientras la nueva clase gerencial-militar tiene franquicias incluso de propiedad sobre terrenos hasta ahora estatales. Más difícil aun sería armonizar estas prebendas con la renuencia oficial a reconocer las relaciones de propiedad que se amparan bajo este Decreto-Ley.

Tengo el convencimiento de que esta omisión de los Lineamientos no fue un involuntario “olvido”; tampoco se trata de demencia senil. No por casualidad la abrumadora mayoría de los cubanos ignora incluso la mera existencia de tales legislaciones, cuidadosamente preparadas para adobar el plato que vendrá listo y servido, aunque los comensales no lo hayan visto anunciado en la Carta. Peculiaridades estas de una sociedad que ha vivido demasiado tiempo entre las intrigas de astutos conspiradores y las falsas bondades de la democracia socialista.

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